El DJ y productor Deadmau5 se hizo con una Ferrari 458, al que decoró completamente con un gato pixelado sobre una suerte de arco iris. Los logos de Ferrari también estaban modificados, y donde se debía leer "Ferrari", Deadmau5 lo había cambiado por "Purrari", haciendo referencia al "purr", la onomatopeya empleada para el sonido gatuno en inglés.
Deadmau5 empleó el coche en la Gumball, pero lo puso justo antes a vender en Craiglist, por 380.000 dólares nada menos. Eso sí, prometió dejar el coche como estaba originalmente, eliminando el vinilo y los retoques del logo, antes de entregarlo a su nuevo dueño.
El caso es que, teniendo el coche ya nuevo dueño, y mientras Deadmau5 se mueve con un McLaren 650S, a la gente de Ferrari Norte América no se le ha ocurrido otra cosa que enviar un "cese y desista", una carta amenazante "pre-demanda", a Deadmau5 para que devuelva los logotipos de su coche al estado original, o los elimine por completo del auto.
Entiende Ferrari que, por el perfil público y notorio de Deadmau5, éste se está aprovechando de la imagen de marca de Ferrari para fines propios, tras haberla modificado con la citada onomatopeya. El caso es que el abogado de Ferrari debería haberse documentado bien antes de enviar la dichosa carta, dado que el coche, como Deadmau5 ya se ha encargado de mostrar, ya tiene nuevo dueño, y está devuelto a su estado original.
El DJ no ha dudado en criticar a Ferrari a través de las redes sociales por su actitud, lo que está claro que no hará ningún bien a la imagen de la firma de Maranello. El tema es que cuando vendes 7.000 coches al año y tienes demanda de más de 18.000, puedes dedicarte a estas cosas, porque sabes que aunque hagas enojar a algún cliente y a sus fans, seguirás teniendo un gran poder comercial.