Cuando Chrysler fue rescatada por Fiat, presentó un restyling casi fugaz del 200. El sedán lo necesitaba, pero lavarle la cara no era suficiente para convertirlo en un producto "de deseo". Tenía muchos puntos negativos. Aún así, la firma del pentágono estrellado consiguió ingeniárselas para despertar el interés del público general.
Esto lo ha logrado gracias a una potente operación de marketing de la mano de un comercial con Eminem, donde Chrysler tiraba del "orgullo patriótico" de su 200, y el lema "imported from Detroit", tocando la fibra nacionalista de los estadounidenses para capitalizarla en ventas.
Así que esperábamos mucho del primer comercial del nuevo Chrysler 200, y ha cumplido con el guión esperado, tirando del orgullo americano de nuevo. Ahora que el producto es mucho más solvente por sí mismo, seguro que combinar buen coche con buena publicidad dará buenos resultados.