Sammy Wasem creó una página de fan de Ferrari cuando tenía 15 años como hobby, con el tiempo se convirtió en una referencia en la web. Lo que llamó la atención de Ferrari. Ésta les demandó por haber usado de manera fraudulenta e incorrecta la marca Ferrari, por ejemplo para promover artículos no relacionados con la marca o lanzar una invitación para su décimo octavo cumpleaños. La consecuencia inmediata ha sido la pérdida de control cautelar sobre la página. "Han osado arrebatar el sueño de un niño", explicó Sammy en una entrevista. "No tienen escrúpulos".
También hay que aclarar que el caso de los Wasem y Ferrari no es todo blanco ni todo negro. A modo de compensación por la página, Ferrari hizo miembros vitalicios del club Scuderia a padre e hijo y les proporcionaron los logotipos correctos y actuales para utilizar en Facebook. Los Wasem dieron también los derechos de administración de la página a Ferrari. Pero aseguran que nunca obtuvieron por escrito las condiciones que deseaban: una compensación pecuniaria que pudiera ayudar a financiar las carreras de GT amateurs en la que los Wasem participan.
Si bien es cierto que los Wasem, quizá, no deberían haber cedido los privilegios de administrador de la página antes de haber firmado un contrato y convertirla en el Facebook oficial de Ferrari, la actuación de Ferrari no deja de ser un poco turbia.
El caso sigue siendo significativo de las dificultades con las que tienen que lidiar las compañías en internet en cuestiones de copyright y propiedad intelectual. Mientras que Sammy creó una fantástica herramienta de marketing para Ferrari a coste casi cero para la marca italiana, en Ferrari han preferido demandarlos en lugar de buscar una conciliación. Y es que la reacción de los fans puede ser impredecible, con el riesgo de que se vuelvan en contra de la marca.
Hay un ejemplo, que las empresas toman como referencia, y es el caso de Nestlé y Greenpeace. La organización ecologista público un vídeo en YouTube para denunciar que el aceite de palma que la marca usaba para algunas de sus chocolatinas propiciaba la destrucción de bosques húmedos (o rain forests). La marca suiza pidió a YouTube que retirasen el vídeo a lo que accedieron. Pero Greenpeace empezó a publicarlo en canales alternativos y el efecto para Nestlé fue todo lo contrario que lo que esperaban. Acabaron reconociendo que sus proveedores no eran quizá los más serios y cambiaron su política de compra hacia cultivos ecológicos.
Esta disputa entre un fan y Ferrari podría tener consecuencias complicadas para Ferrari. No en términos de ventas de automóviles, sino mucho más grave en términos de imagen y venta de merchandising. Y es que Ferrari, al fin y al cabo vive de vender camisetas, calzado, juguetes, miniaturas y relojes.
Quizá Ferrari debería seguir el ejemplo de otra compañía cuyo color corporativo es también el rojo: Coca-Cola. En 2008, la firma de Atlanta decidió ofrecer a Dusty Sorg y Michael Jedrzejewski, creadores de una página de fans que alcanzó varios millones de "Likes", los recursos financieros para convertir su página en una oficial de Coca-Cola en lugar de intentar cerrarla y enfrascarse en una demanda que podría dañar gravemente su imagen.
De momento, el fiscal de Ginebra se verá con las dos partes, Wasem y Ferrari, en abril, mientras que todavía determina si toma acciones legales contra Facebook. De lo que salga de ese juicio, podría determinar de ahora en adelante las relaciones de las marcas en las redes sociales con sus fans.